2.1.08

Arrepentimientos

Allá en los albores de la democracia, cuando todavía el Partido Militar confiaba en zafar de lo que vino luego con Kirchner y ocultaba su impunidad tras los pliegues seudocristianos de un perdón sin arrepentimiento, en una sonada puesta en escena televisiva don Mariano Grondona hizo un público arrepentimiento de su adscripción al golpismo.
Pero hete aquí que a fin del año que acaba de terminar, se despachó en su columna habitual de "La Patria", como le gusta llamarla a Homoeconómicus, con lo siguiente:

"La estrategia kirchnerista del poder total es más sutil pero tiene, también, su lado oscuro. Ocurre que aquí, a la inversa que en Venezuela, no cuentan los militares. El propio Kirchner se encargó de asegurarlo con una purga nunca vista a pocas horas de asumir. ¿Qué pasaría entonces si en alguna crisis, viéndose perdida, el ala "ultra" del kirchnerismo intentara un asalto directo al poder? ¿Quiénes la contendrían? Sin Fuerzas Armadas a la vista, sólo quedarían con las armas en la mano esos piqueteros a los que Chávez no ha hecho otra cosa que financiar."
Nada sorprendente, ya que este letrista vocacional de varias bandas adictas al metal (al vil metal...) que fue dirigente estudiantil, militante de la Acción Católica, seminarista, abogado, aspirante a periodista, columnista, golpista, político, funcionario del Ministerio del Interior, propagandista, profesor de la Escuela Superior de Guerra, asesor militar, planificador de la política exterior argentina, hombre de la televisión, coequiper de Bernardo Neustadt, asesor de la Fuerza Aérea durante la última dictadura, defensor apasionado del dúo Videla-Martínez de Hoz, analista favorito en la Embajada de los Estados Unidos en Buenos Aires, empleado jerárquico de la familia Somoza, frustrado miembro del directorio de un banco, profesor visitante en Harvard, selló esos lazos con un matrimonio de conveniencia comercial entre su hijo y el de Martinez de Hoz que suele representar a lo más granado del capital concentrado y foráneo, como puede verse aquí.
A la hora de elegir bando no se equivoca, y sería conveniente tomar nota de que ya se arrepintió de haberse arrepentido.